Cuando Arturo y Clementina se conocieron se enamoraron de inmediato y decidieron casarse. Clementina tenía muchos sueños y gran parte de estos quiso entonces realizarlos junto a Arturo, en especial viajar y conocer el mundo…. Ahhh, soñaba con Venecia. Pero Arturo, quien en un principio solo le entregaba un disimulado "sí" en una sonrisa, una vez casados decidió que no era necesario que Clementina viajara a ningún lado, que con que se quedara en casa bastaba, que él saldría y la abastecería de todo lo que necesitara.
Italia, 1939
Historiadora del arte y escritora, en los años 60 se dedicó a analizar los sesgos sexistas en la literatura infantil. Formó parte, en Milán, del grupo Rivolta, vinculado al movimiento feminista. Con el objetivo de combatir la discriminación de género desde el ámbito de la familia patriarcal, decidió crear la colección "Dalla parte delle bambine" que, entre 1975 y 1980, publicó más de una veintena de títulos. Adela Turín y Nella Bosnia trabajaban, entonces, en La Rinascente. Años después se trasladó a París, donde -junto con Silvie Cromer- fundó la asociación "Du côté des filles", que desde 1994 investiga y denuncia los casos de sexismo en los materiales educativos, además de generar mecanismos de sensibilización dirigidos al sector editorial, instituciones y público en general. Además de leer y viajar, actualmente se dedica a escribir artículos e impartir conferencias.
Una lectura muy interesante que plantea el cuento de Arturo y Clementina es la formación de identidad, el conocerse y respetarse tal cual uno es, de manera de evitar adaptarnos a otro o a otra situación anulando la propia identidad y personalidad. Leer con los niños este cuento y mostrarles la infelicidad de Clementina al no hacer lo que quería, al verse obligada a callar por miedo a no decir lo apropiado, a llevar una vida que la vuelve infeliz, permite hacerlos reflexionar sobre la necesidad humana de conocerse y respetarse a uno mismo para luego poder, entonces, buscar a otro que nos complemente y que jamás nos anule.