La literatura y el mundo de los libros podemos encontrarlo también en los medios como los periodicos, en los cuales constantemente vemos noticias positivas o negativas sobre la lectura. A continuación os presentaremos las noticias de los diferentes periódicos que nos han llamado la atención.
Desciende un 19% el número de libros editados en España
27 MAR 2014 - 12:58 CET
Los libros editados en 2013 en España descendieron un 19% con respecto a 2012, hasta quedar en 56.435 títulos, según los datos hechos públicos por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El documento señala que, de ellos, 49.001 fueron libros (títulos con más de 49 páginas) y 7.434 folletos (títulos de cinco a 49 páginas).
Entre los datos destacados por el INE se desprende que, del total de títulos editados en 2013, el 98,4% correspondieron a primeras ediciones y el 1,6 por ciento a reediciones. El tamaño más habitual de los títulos (31% del total) fue de 101 a 200 páginas, al igual que en años anteriores. Por su parte, cabe destacar el descenso del 32,6% en la edición de los volúmenes más extensos (más de 1.000 páginas).
En cuanto a temática, la literatura fue la que cuenta con máyor número de ejemplares, con tres de cada 10 títulos, aunque el número total se redujo un 13,6 por ciento respecto al año anterior. Le siguieron las ciencias sociales (con el 16,2% del total) y las ciencias aplicadas (con el 15,4%).
Por otra parte, los títulos editados en castellano en 2013 representaron el 80,1% del total, mientras que los editados en las otras lenguas cooficiales alcanzaron el 15,3%. Los títulos editados en idiomas extranjeros supusieron el 3,8%.
Por producción editorial, en 2013 la Comunidad de Madrid (con el 32,2% del total) es la primera del ranking, seguida de Cataluña (28,5%) y Andalucía (11,1%). A pesar de ello, estas tres autonomías son también las que han registrado el mayor descenso en la cifra total de títulos: la Comunidad de Madrid con 4.663 títulos menos, un descenso del 20,4% respecto a 2012; Cataluña con 2.681 títulos menos y una bajada del 14,3%; y Andalucía con 2.656 títulos menos y una disminución del 29,8%.
En cuanto a las publicaciones para niños, el INE apunta que representaron el 7,5% de los títulos editados en 2013.
Los libros de texto representaron el 2,1% de los títulos editados en 2013. El formato más habitual fue de 101 a 200 páginas (35,4% del total), mientras que las comunidades autónomas que editaron más títulos relativos a libros de texto fueron Comunidad de Madrid (34,9%), Cataluña (34,7%) y País Vasco (10,2%).
Finalmente, las publicaciones oficiales supusieron el 11,1% del total de los títulos editados en el año 2013. El tamaño más habitual fue el comprendido entre las 101 y 200 páginas (el 29,5%). Siete de cada 10 títulos se editaron en castellano. Por comunidades autónomas destacaron Andalucía (con el 20,8% del total), Comunidad de Madrid (19,8%) y Cataluña (14,9%)
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/03/27/actualidad/1395921534_584888.html
27 MAR 2014 - 12:58 CET
Los libros editados en 2013 en España descendieron un 19% con respecto a 2012, hasta quedar en 56.435 títulos, según los datos hechos públicos por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El documento señala que, de ellos, 49.001 fueron libros (títulos con más de 49 páginas) y 7.434 folletos (títulos de cinco a 49 páginas).
Entre los datos destacados por el INE se desprende que, del total de títulos editados en 2013, el 98,4% correspondieron a primeras ediciones y el 1,6 por ciento a reediciones. El tamaño más habitual de los títulos (31% del total) fue de 101 a 200 páginas, al igual que en años anteriores. Por su parte, cabe destacar el descenso del 32,6% en la edición de los volúmenes más extensos (más de 1.000 páginas).
En cuanto a temática, la literatura fue la que cuenta con máyor número de ejemplares, con tres de cada 10 títulos, aunque el número total se redujo un 13,6 por ciento respecto al año anterior. Le siguieron las ciencias sociales (con el 16,2% del total) y las ciencias aplicadas (con el 15,4%).
Por otra parte, los títulos editados en castellano en 2013 representaron el 80,1% del total, mientras que los editados en las otras lenguas cooficiales alcanzaron el 15,3%. Los títulos editados en idiomas extranjeros supusieron el 3,8%.
Por producción editorial, en 2013 la Comunidad de Madrid (con el 32,2% del total) es la primera del ranking, seguida de Cataluña (28,5%) y Andalucía (11,1%). A pesar de ello, estas tres autonomías son también las que han registrado el mayor descenso en la cifra total de títulos: la Comunidad de Madrid con 4.663 títulos menos, un descenso del 20,4% respecto a 2012; Cataluña con 2.681 títulos menos y una bajada del 14,3%; y Andalucía con 2.656 títulos menos y una disminución del 29,8%.
En cuanto a las publicaciones para niños, el INE apunta que representaron el 7,5% de los títulos editados en 2013.
Los libros de texto representaron el 2,1% de los títulos editados en 2013. El formato más habitual fue de 101 a 200 páginas (35,4% del total), mientras que las comunidades autónomas que editaron más títulos relativos a libros de texto fueron Comunidad de Madrid (34,9%), Cataluña (34,7%) y País Vasco (10,2%).
Finalmente, las publicaciones oficiales supusieron el 11,1% del total de los títulos editados en el año 2013. El tamaño más habitual fue el comprendido entre las 101 y 200 páginas (el 29,5%). Siete de cada 10 títulos se editaron en castellano. Por comunidades autónomas destacaron Andalucía (con el 20,8% del total), Comunidad de Madrid (19,8%) y Cataluña (14,9%)
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Un debut infantil para los grandes
Clara Morales Fernández- Madrid - 11 MAY 2014 - 00:07 CET
“No creo en la literatura infantil”, espetó en una ocasión Jorge Luis Borges. El escritor César Aira se encargó de explicar el aparente exabrupto en estas páginas. Un autor de su genio y de su tradición no podía comprender el abismo que se abría entre la literatura y aquellos libros para niños que sus padres nunca leerían. Cuando Arturo Pérez-Reverte lanzó la colección Mi primer…en 2011 (ofrecida por EL PAÍS, a partir del próximo domingo y hasta el 6 de julio, por 6,95 euros) trataba de salvar esa distancia. Comenzó a llamar a escritores de renombre en el mundo literario español y les convenció —“después de mucho insistir y de mucha resistencia”, confiesa jocoso Eduardo Mendoza, uno de los conversos— para sumergirse de nuevo en la infancia.
Como recordaba Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura y uno de los ocho autores de la colección con su Fonchito y la Luna (a la venta el 25 de mayo), no se trata de “escribir para niños, es escribir como lo haría un niño”. Quizás por eso Mendoza echó mano de sus recuerdos de infancia a la hora de trazar la historia de Inés en El camino del cole, una niña que reinventa su barrio y asigna personajes a sus vecinos cada mañana: “Me parecía sumamente aburrido: las mismas tiendas, los mismos edificios… y yo iba llenándolo de fantasía”. Como él, Javier Marías, Almudena Grandes, Juan Marsé, Luis Mateo Díez, Enrique Vila-Matas y los propios Vargas Llosa y Pérez-Reverte se han atrevido a cambiar de público tirando de memoria y fantasía.
Aunque Juan Marsé (que en la colección firma El detective Lucas Borsalino) guarda las distancias con respecto a la idea de escribir “para niños”. “Cuando me pongo a escribir me planteo siempre lo mismo: hacerlo bien y terminar pronto, lo mismo para adultos que para niños. No me planteo por qué elijo ciertos temas y tampoco lo hice aquí. Yo escribo para niños inteligentes como escribo para adultos inteligentes", explica el autor de Últimas tardes con Teresa. Aira ya mencionaba en su artículo Contra la literatura infantil el principal defecto que veía en el “subgénero”: “No inventa a su lector, operación definitoria de la genuina literatura, sino que lo da por inventado y concluido”. Es decir, con frecuencia se ve a los niños como seres definidos por su edad e intercambiables entre sí.
Para huir de ese supuesto público homogéneo, el ilustrador Fernando Vicente, que ha dado imagen a El pequeño hoplita, de Arturo Pérez-Reverte, se centró en sus propios hijos. El trabajo pilló al también dibujante de Peter Pan y Momo en mitad de unas vacaciones familiares, y recuerda con ternura el asesoramiento técnico recibido: “¡Ponle más lanzas! ¡El escudo más grande!”. “Fue un éxito familiar, el resto de mi trabajo les da igual”, bromea el artista, que también pudo acceder a otra muestra de público en una lectura en el colegio de sus niños: “Les encantó esa historia de guerreros y de batallas”.
La temática de la renovación infantil del péplum propuesta por Pérez-Reverte, la historia de los 300 espartanos muertos en el desfiladero de las Termópilas, podría considerarse poco adecuada para niños de seis años. Entre otras cosas, porque comienza con un potente “Érase una vez trescientos hombres valientes que iban a morir”. Pero, como recordaba el escritor Santiago Roncagliolo, “a lo largo de la historia, los cuentos infantiles han sido bastante irreverentes, incluso crueles”. Basta recordar a Pulgarcito, abandonado por sus padres, o a Cenicienta, esclavizada en su propia casa. Grandes autores modernos como Roal Dahl, con su Cuentos en verso para niños perversos, no han renunciado a la malicia, o incluso al gore. Fernando Vicente reflexiona: “A lo mejor hay cosas que los niños asumen mejor de lo que creemos”.
Eduardo Mendoza, autor de La ciudad de los prodigios, también parece haber seguido esa idea. En El camino al cole (el 8 de junio con EL PAÍS) subyace, consciente o inconscientemente, un mensaje que quizás llegue más a los padres que a los niños: “Ir solo a la escuela era el aprendizaje de la rutina. En parte uno se sentía liberado de la compañía, de ir de la mano, pero uno descubre que esa libertad es un rollo. Porque tampoco pasa nada. Que es la historia de la vida en general”.
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/05/10/actualidad/1399745290_854300.html
Clara Morales Fernández- Madrid - 11 MAY 2014 - 00:07 CET
“No creo en la literatura infantil”, espetó en una ocasión Jorge Luis Borges. El escritor César Aira se encargó de explicar el aparente exabrupto en estas páginas. Un autor de su genio y de su tradición no podía comprender el abismo que se abría entre la literatura y aquellos libros para niños que sus padres nunca leerían. Cuando Arturo Pérez-Reverte lanzó la colección Mi primer…en 2011 (ofrecida por EL PAÍS, a partir del próximo domingo y hasta el 6 de julio, por 6,95 euros) trataba de salvar esa distancia. Comenzó a llamar a escritores de renombre en el mundo literario español y les convenció —“después de mucho insistir y de mucha resistencia”, confiesa jocoso Eduardo Mendoza, uno de los conversos— para sumergirse de nuevo en la infancia.
Como recordaba Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura y uno de los ocho autores de la colección con su Fonchito y la Luna (a la venta el 25 de mayo), no se trata de “escribir para niños, es escribir como lo haría un niño”. Quizás por eso Mendoza echó mano de sus recuerdos de infancia a la hora de trazar la historia de Inés en El camino del cole, una niña que reinventa su barrio y asigna personajes a sus vecinos cada mañana: “Me parecía sumamente aburrido: las mismas tiendas, los mismos edificios… y yo iba llenándolo de fantasía”. Como él, Javier Marías, Almudena Grandes, Juan Marsé, Luis Mateo Díez, Enrique Vila-Matas y los propios Vargas Llosa y Pérez-Reverte se han atrevido a cambiar de público tirando de memoria y fantasía.
Aunque Juan Marsé (que en la colección firma El detective Lucas Borsalino) guarda las distancias con respecto a la idea de escribir “para niños”. “Cuando me pongo a escribir me planteo siempre lo mismo: hacerlo bien y terminar pronto, lo mismo para adultos que para niños. No me planteo por qué elijo ciertos temas y tampoco lo hice aquí. Yo escribo para niños inteligentes como escribo para adultos inteligentes", explica el autor de Últimas tardes con Teresa. Aira ya mencionaba en su artículo Contra la literatura infantil el principal defecto que veía en el “subgénero”: “No inventa a su lector, operación definitoria de la genuina literatura, sino que lo da por inventado y concluido”. Es decir, con frecuencia se ve a los niños como seres definidos por su edad e intercambiables entre sí.
Para huir de ese supuesto público homogéneo, el ilustrador Fernando Vicente, que ha dado imagen a El pequeño hoplita, de Arturo Pérez-Reverte, se centró en sus propios hijos. El trabajo pilló al también dibujante de Peter Pan y Momo en mitad de unas vacaciones familiares, y recuerda con ternura el asesoramiento técnico recibido: “¡Ponle más lanzas! ¡El escudo más grande!”. “Fue un éxito familiar, el resto de mi trabajo les da igual”, bromea el artista, que también pudo acceder a otra muestra de público en una lectura en el colegio de sus niños: “Les encantó esa historia de guerreros y de batallas”.
La temática de la renovación infantil del péplum propuesta por Pérez-Reverte, la historia de los 300 espartanos muertos en el desfiladero de las Termópilas, podría considerarse poco adecuada para niños de seis años. Entre otras cosas, porque comienza con un potente “Érase una vez trescientos hombres valientes que iban a morir”. Pero, como recordaba el escritor Santiago Roncagliolo, “a lo largo de la historia, los cuentos infantiles han sido bastante irreverentes, incluso crueles”. Basta recordar a Pulgarcito, abandonado por sus padres, o a Cenicienta, esclavizada en su propia casa. Grandes autores modernos como Roal Dahl, con su Cuentos en verso para niños perversos, no han renunciado a la malicia, o incluso al gore. Fernando Vicente reflexiona: “A lo mejor hay cosas que los niños asumen mejor de lo que creemos”.
Eduardo Mendoza, autor de La ciudad de los prodigios, también parece haber seguido esa idea. En El camino al cole (el 8 de junio con EL PAÍS) subyace, consciente o inconscientemente, un mensaje que quizás llegue más a los padres que a los niños: “Ir solo a la escuela era el aprendizaje de la rutina. En parte uno se sentía liberado de la compañía, de ir de la mano, pero uno descubre que esa libertad es un rollo. Porque tampoco pasa nada. Que es la historia de la vida en general”.
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/05/10/actualidad/1399745290_854300.html
Sendak, maestro de la ilustración infantil, revive entre los lectores
Aurora Intxausti Madrid 21 MAY 2014 - 00:03 CET
El corazón de Maurice Sendak (Nueva York, 1928 - Connecticut, 2012) vivió en la infancia y de ese universo surgieron sus ilustraciones y narraciones dirigidas a millones de lectores. Y revolucionó el álbum ilustrado. Ahora la editorial española Kalandraka recupera para su catálogo de este año y de 2015 una veintena de títulos de este maestro del dibujo y del texto breve que llenó las habitaciones de grandes y pequeños de fantasía. Una de sus grandes obras, Donde viven los monstruos, un breve relato acompañado de dibujos, permite a los lectores descubrir el otro lado del miedo. Ha sido publicado recientemente en España junto a La cocina de noche.
[...] Kalandraka publica los libros en castellano tal y como los concibió Sendak en su edición original en inglés. Este clásico de la ilustración es considerado maestro de generaciones y ha servido de inspiración a otros artistas como el director de cine Spike Jonze quien en 2009 dirigió una película basada en una adaptación de esta obra en la que se mezcla animación por ordenador y muñecos reales. El ilustrador y dibujante realizó varios diseños para los trajes de los personajes del filme Donde viven los monstruos. Además de la película de Jonze, el director de orquesta Oliver Knussen produjo una ópera basada en el libro de Sendak en la que se realizaban varias proyecciones de animación.
[...] El primer libro ilustrado y con guion de Sendak fue editado en 1956. Antes de esa fecha había realizado los dibujos para libros escritos por otros autores. "Los álbumes ilustrados no son solo para niños porque la literatura es para todos y son los lectores los que se apropian de las obras de los escritores. Hay adultos con sensibilidad capaces de embarcarse en una aventura sensorial y de imaginación", indica el editor de Kalandraka.
[...] Donde viven los monstruos (traducido por Agustín Gervás) es considerada la obra maestra de Sendak, publicada en 1963, que pese a la controversia de las interpretaciones críticas que suscitó en un principio, ha cautivado a generaciones en todo el mundo. A lo largo de los años se han realizado sucesivas adaptaciones para el teatro, los dibujos animados, la música o el cine por su trascendencia y vigencia. La cocina de noche, en versión de Miguel de Azaola, es un álbum de 1970 con influencias artísticas de Winsor McCay (Little Nemo in Slumberland) —uno de los grandes dibujantes de cómic en Estados Unidos y pionero en el mundo de la animación— en el que Sendak evoca pasajes de su infancia. Cuando el libro se publicó fue duramente criticado por un sector de la sociedad norteamericana que consideraba escandalosas algunas ilustraciones, pero pronto se convirtió en un libro de culto. Esta trilogía de la noche se completará con la traducción de Outside over there (Al otro lado), de 1981, que Sendak consideraba como su obra más personal. En España se publicará el próximo otoño.
Kalandraka, según el editor, "recuperará la Mini-biblioteca de Maurice Sendak, formada por cuatro libros de pequeño tamaño sobre las letras del alfabeto, los meses del año, los números y un cuento con moraleja y se dará a conocer la faceta de Sendak como ilustrador de textos ajenos, a través de la colección Osito, de la escritora norteamericana de origen danés Else Holmelund Minarik, que data de los años 1950-1960". De la colección Osito se vendieron millones de ejemplares y fue adaptada para la televisión.
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/05/19/actualidad/1400500912_269972.html
Aurora Intxausti Madrid 21 MAY 2014 - 00:03 CET
El corazón de Maurice Sendak (Nueva York, 1928 - Connecticut, 2012) vivió en la infancia y de ese universo surgieron sus ilustraciones y narraciones dirigidas a millones de lectores. Y revolucionó el álbum ilustrado. Ahora la editorial española Kalandraka recupera para su catálogo de este año y de 2015 una veintena de títulos de este maestro del dibujo y del texto breve que llenó las habitaciones de grandes y pequeños de fantasía. Una de sus grandes obras, Donde viven los monstruos, un breve relato acompañado de dibujos, permite a los lectores descubrir el otro lado del miedo. Ha sido publicado recientemente en España junto a La cocina de noche.
[...] Kalandraka publica los libros en castellano tal y como los concibió Sendak en su edición original en inglés. Este clásico de la ilustración es considerado maestro de generaciones y ha servido de inspiración a otros artistas como el director de cine Spike Jonze quien en 2009 dirigió una película basada en una adaptación de esta obra en la que se mezcla animación por ordenador y muñecos reales. El ilustrador y dibujante realizó varios diseños para los trajes de los personajes del filme Donde viven los monstruos. Además de la película de Jonze, el director de orquesta Oliver Knussen produjo una ópera basada en el libro de Sendak en la que se realizaban varias proyecciones de animación.
[...] El primer libro ilustrado y con guion de Sendak fue editado en 1956. Antes de esa fecha había realizado los dibujos para libros escritos por otros autores. "Los álbumes ilustrados no son solo para niños porque la literatura es para todos y son los lectores los que se apropian de las obras de los escritores. Hay adultos con sensibilidad capaces de embarcarse en una aventura sensorial y de imaginación", indica el editor de Kalandraka.
[...] Donde viven los monstruos (traducido por Agustín Gervás) es considerada la obra maestra de Sendak, publicada en 1963, que pese a la controversia de las interpretaciones críticas que suscitó en un principio, ha cautivado a generaciones en todo el mundo. A lo largo de los años se han realizado sucesivas adaptaciones para el teatro, los dibujos animados, la música o el cine por su trascendencia y vigencia. La cocina de noche, en versión de Miguel de Azaola, es un álbum de 1970 con influencias artísticas de Winsor McCay (Little Nemo in Slumberland) —uno de los grandes dibujantes de cómic en Estados Unidos y pionero en el mundo de la animación— en el que Sendak evoca pasajes de su infancia. Cuando el libro se publicó fue duramente criticado por un sector de la sociedad norteamericana que consideraba escandalosas algunas ilustraciones, pero pronto se convirtió en un libro de culto. Esta trilogía de la noche se completará con la traducción de Outside over there (Al otro lado), de 1981, que Sendak consideraba como su obra más personal. En España se publicará el próximo otoño.
Kalandraka, según el editor, "recuperará la Mini-biblioteca de Maurice Sendak, formada por cuatro libros de pequeño tamaño sobre las letras del alfabeto, los meses del año, los números y un cuento con moraleja y se dará a conocer la faceta de Sendak como ilustrador de textos ajenos, a través de la colección Osito, de la escritora norteamericana de origen danés Else Holmelund Minarik, que data de los años 1950-1960". De la colección Osito se vendieron millones de ejemplares y fue adaptada para la televisión.
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/05/19/actualidad/1400500912_269972.html
Fonchito se hace pequeño
C. M. Madrid 24 MAY 2014 - 00:08 CET
A Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936) no le salió el cuento a la primera. Cuando el Premio Nobel de Literatura decidió por primera vez, hace años, adentrarse en el mundo de la literatura infantil, tuvo que claudicar. “Trabajé mucho y desistí. Me derrotó el género”, cuenta desde su casa de Madrid. A la segunda le salió algo mejor. Fue Arturo Pérez-Reverte quien le convocó para que formara parte de la colección Mi primer…, un conjunto de libros para niños escritos para mayores editado por Alfaguara. El escritor peruano vio la oportunidad perfecta para quitarse la espinita, y salió Fonchito y la Luna, segundo título del conjunto publicado en 2010 y que se distribuye este domingo con EL PAÍS por 6,95 euros. Cada domingo, hasta el 22 de junio, los lectores del diario podrán adquirir uno de los libros de la colección. “A Fonchitolo hice pasar una prueba definitiva. Leí el cuento a mi nieta Aitana y le pedí que me lo repitiera. Me lo contó casi con las mismas palabras”. Un éxito.
Fonchito, el niño enamorado de una compañera de clase que se las ingenia para regalarle la Luna, no es un desconocido para el autor. Un personaje del mismo nombre aparecía ya en la novela Elogio de la madrastra (1988) y volvería a hacerlo más tarde en El héroe discreto (2013). Incluso hacen un cameo su padre, Rigoberto, y su madre, que los jueves “juega al bridge con sus amigas”. Aunque el antiguo Fonchito era algo más mayor, el escritor le quita en el cuento algunos años —y los tintes incestuosos de su relación con la madre, por supuesto— para hacerle vivir su primera historia de amor.
O su “embrión”, “porque los niños son demasiado niños y la historia está a nivel de juego y casi sin malicia”. Una temática, la amorosa, poco frecuente en los libros para niños aunque muy presente, recuerda Vargas Llosa, en la vida de los pequeños. Fonchito no es el único chaval que piensa en “besar las mejillas de Nereida, la niña más bonita de su clase”.
La dificultad estribaba, cuenta, en tirar de la memoria (o adoptar la experiencia de otros, como la de la nieta Aitana) para recuperar el paraíso perdido de la infancia. Algo que refieren todos los autores de los ocho títulos de la colección, Javier Marías, Eduardo Mendoza, Juan Marsé, Almudena Grandes, Luis Mateo Díez, Enrique Vila-Matas y los propios Pérez Reverte y Vargas Llosa. Pero tampoco bastaba con encontrar la historia, había que desbrozar el idioma de los añadidos usados por los adultos. Aunque no necesariamente en ese orden: “No puede escribirse en un lenguaje obtuso, complejo. Y la trama tiene que estar concebida a ese efecto”. La dulce y sencilla historia del amor de Fonchito se escribe con palabras dulces y sencillas: “Uno de esos raros días en que lucía en el cielo limeño una Luna redonda como un queso…”. Y esa luna queda retratada por los trazos de Marta Chicote Juiz, que ilustra el mundo de Fonchito y su amada Nereida, en opinión del escritor, “de una manera muy delicada, como es la historia. Los dibujos calzaban perfectamente con el espírititu del libro”.
La esperanza del escritor no está únicamente en que los pequeños disfruten de la lectura, o de la narración oral, del cuento. Vargas Llosa recuerda sus primeras lecturas —precoces, ya que aprendió a leer a los cinco años— y aspira a entrar en ese pequeño Olimpo de los libros de infancia. “De niño fui un lector voraz. Inmediatamente descubrí que la literatura le hacía vivir a uno aventuras extraordinarias. Esas lecturas me abrieron el apetito y no cesó nunca, todavía veo la lectura como el placer de los placeres”. El mismo que brinda hoy, cerrando el ciclo, a sus jóvenes lectores.
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/05/23/actualidad/1400855268_473177.html
C. M. Madrid 24 MAY 2014 - 00:08 CET
A Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936) no le salió el cuento a la primera. Cuando el Premio Nobel de Literatura decidió por primera vez, hace años, adentrarse en el mundo de la literatura infantil, tuvo que claudicar. “Trabajé mucho y desistí. Me derrotó el género”, cuenta desde su casa de Madrid. A la segunda le salió algo mejor. Fue Arturo Pérez-Reverte quien le convocó para que formara parte de la colección Mi primer…, un conjunto de libros para niños escritos para mayores editado por Alfaguara. El escritor peruano vio la oportunidad perfecta para quitarse la espinita, y salió Fonchito y la Luna, segundo título del conjunto publicado en 2010 y que se distribuye este domingo con EL PAÍS por 6,95 euros. Cada domingo, hasta el 22 de junio, los lectores del diario podrán adquirir uno de los libros de la colección. “A Fonchitolo hice pasar una prueba definitiva. Leí el cuento a mi nieta Aitana y le pedí que me lo repitiera. Me lo contó casi con las mismas palabras”. Un éxito.
Fonchito, el niño enamorado de una compañera de clase que se las ingenia para regalarle la Luna, no es un desconocido para el autor. Un personaje del mismo nombre aparecía ya en la novela Elogio de la madrastra (1988) y volvería a hacerlo más tarde en El héroe discreto (2013). Incluso hacen un cameo su padre, Rigoberto, y su madre, que los jueves “juega al bridge con sus amigas”. Aunque el antiguo Fonchito era algo más mayor, el escritor le quita en el cuento algunos años —y los tintes incestuosos de su relación con la madre, por supuesto— para hacerle vivir su primera historia de amor.
O su “embrión”, “porque los niños son demasiado niños y la historia está a nivel de juego y casi sin malicia”. Una temática, la amorosa, poco frecuente en los libros para niños aunque muy presente, recuerda Vargas Llosa, en la vida de los pequeños. Fonchito no es el único chaval que piensa en “besar las mejillas de Nereida, la niña más bonita de su clase”.
La dificultad estribaba, cuenta, en tirar de la memoria (o adoptar la experiencia de otros, como la de la nieta Aitana) para recuperar el paraíso perdido de la infancia. Algo que refieren todos los autores de los ocho títulos de la colección, Javier Marías, Eduardo Mendoza, Juan Marsé, Almudena Grandes, Luis Mateo Díez, Enrique Vila-Matas y los propios Pérez Reverte y Vargas Llosa. Pero tampoco bastaba con encontrar la historia, había que desbrozar el idioma de los añadidos usados por los adultos. Aunque no necesariamente en ese orden: “No puede escribirse en un lenguaje obtuso, complejo. Y la trama tiene que estar concebida a ese efecto”. La dulce y sencilla historia del amor de Fonchito se escribe con palabras dulces y sencillas: “Uno de esos raros días en que lucía en el cielo limeño una Luna redonda como un queso…”. Y esa luna queda retratada por los trazos de Marta Chicote Juiz, que ilustra el mundo de Fonchito y su amada Nereida, en opinión del escritor, “de una manera muy delicada, como es la historia. Los dibujos calzaban perfectamente con el espírititu del libro”.
La esperanza del escritor no está únicamente en que los pequeños disfruten de la lectura, o de la narración oral, del cuento. Vargas Llosa recuerda sus primeras lecturas —precoces, ya que aprendió a leer a los cinco años— y aspira a entrar en ese pequeño Olimpo de los libros de infancia. “De niño fui un lector voraz. Inmediatamente descubrí que la literatura le hacía vivir a uno aventuras extraordinarias. Esas lecturas me abrieron el apetito y no cesó nunca, todavía veo la lectura como el placer de los placeres”. El mismo que brinda hoy, cerrando el ciclo, a sus jóvenes lectores.
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/05/23/actualidad/1400855268_473177.html
Un robot aterriza en un parque infantil
Nuria Barrios 6 JUN 2014 - 21:26 CET
Un pequeño robot llega a la Tierra en un cohete espacial rojo. Aterriza en medio de un parque infantil. El robot se llama Akuratus y tiene dos años. Es azul con una antena roja sobre la cabeza, y piernas y brazos que salen de su cuerpo metálico y se alargan y se acortan a voluntad. Akuratus nunca ha visto un columpio ni un tobogán ni un balancín ni un chupete ni una niña. Tampoco ha visto nunca un juego de construcción y las mil posibilidades que encierra. ¡Y un globo! ¡Qué objeto maravilloso! Cada descubrimiento es una aventura subrayada por exclamaciones con muchas K: karakaka, krack, korokoko… Y cuando cae la noche, el pequeño Akuratus regresa a casa en su cohete rojo.
Con viñetas de agradables dibujos sencillos y limpios y con un atractivo protagonista, la serie de libros de Akuratus narra con mucho encanto y sentido del humor la curiosidad, las emociones y las sorpresas de los críos en torno a los dos años. Porque ellos, al igual que el robot azul, también son nuevos en la Tierra. Y de su mano, los padres vuelven a descubrir un mundo que hace tiempo dejaron de ver. Esa sensación de familiaridad y, al mismo tiempo, de sorpresa transmiten los libros de Akuratus.
Martin Baltscheit, autor del texto, y Ulf K., creador de las ilustraciones, colaboran desde hace años en la creación de historietas con un estilo narrativo claro y poético que les han valido numerosos premios.
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/06/04/babelia/1401906457_876585.html
Nuria Barrios 6 JUN 2014 - 21:26 CET
Un pequeño robot llega a la Tierra en un cohete espacial rojo. Aterriza en medio de un parque infantil. El robot se llama Akuratus y tiene dos años. Es azul con una antena roja sobre la cabeza, y piernas y brazos que salen de su cuerpo metálico y se alargan y se acortan a voluntad. Akuratus nunca ha visto un columpio ni un tobogán ni un balancín ni un chupete ni una niña. Tampoco ha visto nunca un juego de construcción y las mil posibilidades que encierra. ¡Y un globo! ¡Qué objeto maravilloso! Cada descubrimiento es una aventura subrayada por exclamaciones con muchas K: karakaka, krack, korokoko… Y cuando cae la noche, el pequeño Akuratus regresa a casa en su cohete rojo.
Con viñetas de agradables dibujos sencillos y limpios y con un atractivo protagonista, la serie de libros de Akuratus narra con mucho encanto y sentido del humor la curiosidad, las emociones y las sorpresas de los críos en torno a los dos años. Porque ellos, al igual que el robot azul, también son nuevos en la Tierra. Y de su mano, los padres vuelven a descubrir un mundo que hace tiempo dejaron de ver. Esa sensación de familiaridad y, al mismo tiempo, de sorpresa transmiten los libros de Akuratus.
Martin Baltscheit, autor del texto, y Ulf K., creador de las ilustraciones, colaboran desde hace años en la creación de historietas con un estilo narrativo claro y poético que les han valido numerosos premios.
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/06/04/babelia/1401906457_876585.html
Las historias infantiles que asustaban a los adultos
Nuria Barrios 6 JUN 2014 - 21:25 CET
Una cita de Maurice Sendak abre la última novela de Neil Gaiman, El océano al final del camino: “Recuerdo mi infancia con mucha claridad… Sabía cosas terribles. Pero sabía que no podía permitir que los adultos supieran que lo sabía. Los habría asustado”.
Sendak, el autor de álbumes infantiles más importante del siglo XX, poseía el don de hablar de las cosas terribles que saben los niños en un lenguaje que ellos adoran. Y, efectivamente, asustaba a los adultos. Tanto Donde viven los monstruos como La cocina de noche, dos de sus libros más conocidos, fueron criticados y censurados en varias librerías de Estados Unidos. A los biempensantes les asustaba la fuerza grotesca de los monstruos que juegan con Max o el desnudo de Miguel, el protagonista de La cocina de noche. “Los niños lo saben todo”, le dijo Sendak a Art Spiegelman durante un paseo por los bosques de Connecticut, donde vivía. “En realidad, la niñez es intensa y rica. Es vital, misteriosa y profunda”.
Vitales, misteriosos y profundos son sus libros. También transgresores y tiernos. Sendak no escribía para niños. Hablaba de la memoria emocional de la niñez, de su tensión y su urgencia. Del peligro, el aburrimiento, el miedo, la cólera, el juego… Su obra ha inspirado y fascinado por igual a críos, adultos y artistas. Nuevas y cuidadas ediciones de sus libros más importantes están llegando a las librerías de la mano de la editorial Kalandraka, que ha nombrado 2014 “El año Sendak”. De momento, ha publicado Donde viven los monstruos y La cocina de noche, a las que seguirá Al otro lado, inédita en nuestro país.
Donde viven los monstruos narra la historia de Max, que es enviado a la cama sin cenar como castigo a sus travesuras. Ataviado con un disfraz de lobo, Max convertirá su dormitorio en un bosque y ante él aparecerá el océano y un barco con su nombre que le llevará, navegando a través del día y de la noche, hasta donde viven los monstruos. Y aunque ellos le mostrarán sus dientes terribles y sus ojos terribles y sus garras terribles, Max los amansará y será elegido rey, pues él es el más monstruoso de todos. Donde viven los monstruos ha vendido más de 20 millones de copias en 32 idiomas desde su publicación hace 51 años. Ha entrado en la Casa Blanca para ser leído en voz alta por Barack Obama. Ha sido llevado a la ópera y, en 2009, Spike Jonze lo llevó al cine con un guion de Dave Eggers.
La cocina de noche transcurre, de nuevo, mientras los adultos duermen. Miguel sueña que se cuela en la cocina donde tres cocineros idénticos a Oliver Hardy amasan los panes y pasteles que desayunaremos. Desnudo, el niño sobrevuela el cuarto en una avioneta hecha con masa de pan. Llega hasta la botella de leche, que ilumina la cocina como la Vía Láctea, al ritmo de las entusiastas voces de los cocineros. “¡Más leche, sí, más leche! ¡Más leche en el pastel! Cocemos y doramos ¡y así sale de bien!”. El sueño está contado en viñetas que a menudo ocupan toda la página, con un breve y lúdico texto rimado.
El álbum, publicado en 1970, permanece todavía hoy en la lista de libros censurados de la Asociación de Libreros Americanos.
Sendak, que escribió e ilustró más de cien libros, murió en 2012 con 83 años. Cuando le preguntaban qué sucedió con Max, solía contestar que no se había casado, aún vivía con su madre y apenas salía, excepto para ver a su terapeuta.
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/06/04/babelia/1401903762_686095.html
Nuria Barrios 6 JUN 2014 - 21:25 CET
Una cita de Maurice Sendak abre la última novela de Neil Gaiman, El océano al final del camino: “Recuerdo mi infancia con mucha claridad… Sabía cosas terribles. Pero sabía que no podía permitir que los adultos supieran que lo sabía. Los habría asustado”.
Sendak, el autor de álbumes infantiles más importante del siglo XX, poseía el don de hablar de las cosas terribles que saben los niños en un lenguaje que ellos adoran. Y, efectivamente, asustaba a los adultos. Tanto Donde viven los monstruos como La cocina de noche, dos de sus libros más conocidos, fueron criticados y censurados en varias librerías de Estados Unidos. A los biempensantes les asustaba la fuerza grotesca de los monstruos que juegan con Max o el desnudo de Miguel, el protagonista de La cocina de noche. “Los niños lo saben todo”, le dijo Sendak a Art Spiegelman durante un paseo por los bosques de Connecticut, donde vivía. “En realidad, la niñez es intensa y rica. Es vital, misteriosa y profunda”.
Vitales, misteriosos y profundos son sus libros. También transgresores y tiernos. Sendak no escribía para niños. Hablaba de la memoria emocional de la niñez, de su tensión y su urgencia. Del peligro, el aburrimiento, el miedo, la cólera, el juego… Su obra ha inspirado y fascinado por igual a críos, adultos y artistas. Nuevas y cuidadas ediciones de sus libros más importantes están llegando a las librerías de la mano de la editorial Kalandraka, que ha nombrado 2014 “El año Sendak”. De momento, ha publicado Donde viven los monstruos y La cocina de noche, a las que seguirá Al otro lado, inédita en nuestro país.
Donde viven los monstruos narra la historia de Max, que es enviado a la cama sin cenar como castigo a sus travesuras. Ataviado con un disfraz de lobo, Max convertirá su dormitorio en un bosque y ante él aparecerá el océano y un barco con su nombre que le llevará, navegando a través del día y de la noche, hasta donde viven los monstruos. Y aunque ellos le mostrarán sus dientes terribles y sus ojos terribles y sus garras terribles, Max los amansará y será elegido rey, pues él es el más monstruoso de todos. Donde viven los monstruos ha vendido más de 20 millones de copias en 32 idiomas desde su publicación hace 51 años. Ha entrado en la Casa Blanca para ser leído en voz alta por Barack Obama. Ha sido llevado a la ópera y, en 2009, Spike Jonze lo llevó al cine con un guion de Dave Eggers.
La cocina de noche transcurre, de nuevo, mientras los adultos duermen. Miguel sueña que se cuela en la cocina donde tres cocineros idénticos a Oliver Hardy amasan los panes y pasteles que desayunaremos. Desnudo, el niño sobrevuela el cuarto en una avioneta hecha con masa de pan. Llega hasta la botella de leche, que ilumina la cocina como la Vía Láctea, al ritmo de las entusiastas voces de los cocineros. “¡Más leche, sí, más leche! ¡Más leche en el pastel! Cocemos y doramos ¡y así sale de bien!”. El sueño está contado en viñetas que a menudo ocupan toda la página, con un breve y lúdico texto rimado.
El álbum, publicado en 1970, permanece todavía hoy en la lista de libros censurados de la Asociación de Libreros Americanos.
Sendak, que escribió e ilustró más de cien libros, murió en 2012 con 83 años. Cuando le preguntaban qué sucedió con Max, solía contestar que no se había casado, aún vivía con su madre y apenas salía, excepto para ver a su terapeuta.
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/06/04/babelia/1401903762_686095.html